Celebrando a Papá Manson

En su cumpleaños 49, papá Manson fue celebrado con fogata, regalos y una tribu que lo sigue de corazón.
Celebrando a papá Manson

El 3 de agosto recién pasado se celebró el cumpleaños de nuestro papá Manson: sus 49 años, y lo celebró a lo grande, como Jennifer López —¿qué me decí?—.

Con una semana de anticipación hizo la invitación a los patrones de la comunidad, la Secta Manson McKinsey de la Productividad. Así que, ¿qué me dijeron a mí? Solicité autorización y confirmé mi asistencia. No podía dejar pasar esta gran oportunidad: estaba más emocionada que cuando dejo la casa limpia y nadie viene a desordenarla.

Y como buenas Manson McKinsey, nos organizamos con la comitiva culinaria y la brigada de bebestibles para que no faltara el brindis.

Antes de saber de la existencia de tremenda invitación, ya nos estábamos organizando para hacerle unos regalos a nuestro querido gurú, gracias a la iniciativa de nuestra querida Paula y con la gran ayuda de Pop Soda, Pabla, Ema, Rich, Pamela, Paulina y Jandi.

(Si alguien se me olvida… I’m sorry.)

Se logró la misión: regalarle puras cosas que le gustan. Nos pusimos en modo pololo ultra enamorado, observador nivel FBI, que le achunta a todos los gustos de su polola como si tuviéramos acceso a su Pinterest interno.

Algunos de los regalos eran artículos de papelería —incluida una agenda diseñada con logo OP, con las cuales flipa a mil nuestro gurú—, polerones con el logo, chocolates y una gran sorpresa: la revista impresa de las columnas, en papel cuché… ¿qué te creí?

Ahí nuestro papá Manson se mojó de la emoción y le tuvimos que poner aserrín.

(Pero me estoy adelantando…)

Cuando llegamos al hogar de nuestro querido gurú, nos recibió la adorable Florita, mamá Manson, con una calidez infinita.

Lo primero que hicimos fue una fogata en la playa, con picoteo, y la primera canción que escuchamos fue de nuestro padre celestial Fatboy Slim: el himno de la secta “Eat Sleep Rave Repeat”.

Ahí sacrificamos una guagua en la fogata.

(No, no. Broma. Jamás de los jamases.)

Luego de eso, nos devolvimos a la casa porque hacía más frío que comentario pasivo-agresivo.

La noche continuó en el quincho, todos sentados alrededor de la mesa, comiendo rico y conversando.

Cuando llegaron las doce de la noche, los regalos fueron entregados por la embajadora de las sorpresas: Pabla, también conocida como la Marie Kondo de los envoltorios.

Y nuestro papá Manson, feliz, abrió sus regalos como cabro chico gay recibiendo su primera Barbie sin hermanas que se la quiten.

Esa parte de la velada fue la más emotiva. Casi lloramos.

Lo que quedó de la noche fue conversación en la terraza. De a poco, se fueron yendo a dormir.

Yo, te juro por la Santa Sara, que traté de resistir lo que más pude, pero el sueño me venció. A eso de las 5:30 de la madrugada, me fui a dormir un rato.

Las más valientes esperaron ver el amanecer, la hora azul y la hora dorada: hermano sol, hermana luna… junto con nuestro gurú.

Al otro día tomamos desayuno en familia, todos juntos como hermanos.

Luego le cantamos el feliz cumpleaños y, en los deseos, creo que todos pedimos que le fuera bien en la noche, en el programa Primer Plano.

(Pero esa historia da para otra columna… aunque spoiler: ganamos por goleada.)

Papá Manson, que tus 49 vengan con más éxitos, más chocolates, más papelería fina y ojalá más Barbies sin hermanas que se las quiten.

Gracias por hacernos parte de esta secta adorable que nos hace reír, pensar y bailar con Fatboy Slim.

Y, sobre todo, gracias por reunirnos: fue muy lindo conocer a todas las chicas de la comunidad, compartir en vivo y en directo con esta tribu tan bacán.

Feliz cumpleaños, gurú. Seguiremos fluyendo en productividad y amor como buenos McKinsey’s de corazón.

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4 comments
  1. Qué ganas de poder haber compartido con las chicas Manson el cumpleaños de Jose. Gracias por hacernos partícipe de ese día con tu relato tan vívido.

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